Empieza la tarde a caer, el sol se va a dormir y ya mismo le damos los buenos “días” a la luna.
Tantos y tantos atardeceres que paso en el desierto a cada cual más bonit pero el de hoy, el de hoy es diferente en muchos puntos del planeta.
Está lleno de magia, esa magia que solo se puede ver a través de los ojos de los pequeños y que nos dejan compartirlo con ellos llegando incluso a sentir de nuevo la niñez. Los niños del desierto de Reyes Magos entienden bien poco porque no es un habitual en sus días ni en sus noches, en sus soles ni en sus lunas, ni siquiera en sus dunas.
Lo habitual aquí es ver a los dromedarios por la calle tantos como 3, 5, 10…más incluso, pero sin rey mago barbudo con coronas y capas lujosas llenas de brillantes.
Lo que sí se suele ver subido a lomos de algún dromedario, es a turistas mimetizados con turbantes en la cabeza que a todos los efectos, a veces, ejercen de rey mago
Si les cuentas que hay que dejar a los dromedarios y a los tres tipos de colores cargaditos de paquetes, algo deleche y galletas, seguro que se reirán y pensarán que, cómo van a caber los tres bichos en sus casas!?!?! ¡!
Si eso que se queden donde siempre, en el patio preparado para tal efecto o en su cercado de alambres, que ya les llevarán paja o pan duro que les encanta y les llenarán de agua sus enormes bebederos para que beban y nunca mejor dicho, como cada día.
Pensarán, seguro que algo así pensarán y también que los de fuera estamos locos.
Feliz noche de Reyes Magos a todos los que la vivan, la sientan y la celebren que no es mi caso, pero que si alguien me trae un roscón de reyes al desierto con haba incluida, de buena gana me lo como encantada de la vida.