En el desierto de Merzouga, en la hamada detrás de las dunas y casi-casi pegaditos a Argelia, los nómadas han construido pozos en algunos puntos donde acuden de tantos en tantos días, según necesidad, a buscar agua.
Van con el burro o en bici e incluso alguno, con una pequeña moto. Se hacen con todas las garrafas que pueden, las llenan a más no poder para no tener que volver en varios días y después de cargarlas y atarlas a lomos del animal o del metal motero, siguen con la jornada.
A los pozos también se acercan los nómadas con sus rebaños de cabras, ovejas y dromedarios a satisfacer las necesidades de sus animales.
Así es el día a día en el desierto para estas personas. Una vida tan dura y real como libre y sin leyes. No tienen nada y lo tienen «todo» a la vez…
Feliz día desde los pozos de agua en algún lugar del desierto