Me despierto de golpe algo desubicada. Sigo medio dormida o medio despierta, según se mire y no alcanzo a enterarme qué está pasando ya que oigo un ruido raro poco habitual.
Y es cuando caigo en la cuenta que me he despertado varias veces de noche con el mismo ruido: daban lluvia para hoy y es que ayer 11 de diciembre a la tarde ya llovía un poco, lo que vienen siendo cuatro gotas.
Me levanto de un respingo acordándome que cuando otras veces llueve, entra agua hasta mitad del salón desde la terraza.
Todo controlado. No ha entrado nada, de momento!!!
Quiero ver cómo está la calle, que imagino llena de agua y barro. Efectivamente. Esto es lo que se ve desde el quicio de la puerta de entrada a mí casa.
Este es el panorama, todo nublado. Cae con fuerza no por la lluvia que es floja, si no por el viento con ráfagas fuertes cambiando la dirección cada pocos segundos.
Y es que en el desierto también llueve, poco pero llueve.
Hace falta, mucha falta, es una buena noticia que esté lloviendo.
Los próximos días, mis vecinos sacarán los dromedarios a pastar más que otras veces y los nómadas de detrás de las dunas…estos sí que estarán contentos!!!
Estos días no tendrán que caminar largos km para llevar el rebaño de cabras y ovejas a buscar hierbitas que comer.
Tampoco tendrán que cargar a sus espaldas y a las del burro, garrafas llenas de agua que van a buscar a los pozos del camino.
Estos días, todos estamos contentos.