Vivo entre dos mundos. Si-si.
Entre dos mundos por puro placer, gusto, porque me va la marcha y por qué no decirlo? Por necesidad también de alguna manera, mi necesidad propia.
Y más que dos mundos, son dos paraísos, separados entre sí también de un número dos. En este caso 2000km, o eso creo porque me pega el dos ahora mismo.
Dos vidas, dos culturas, dos idiomas oficiales y a su vez dos dialectos…
Dos razas, dos continentes, dos países, dos ciudades, dos barrios… Dos lugares ligados a las conquistas y conquistados.
Dos lugares llenos de arena y de alguna manera de agua ya que uno tiene mar porque es una isla y el otro apenas tiene agua, que se vea, pero antes era todo un mar y hoy por hoy se presenta como «un mar de dunas».
Y, de alguna manera con algo de imaginación, si trazas una línea recta vertical en un mapa, los dos lugares se juntan, se tocan y se sienten.
Desde la isla blanca del Mediterráneo español, Ibiza, llegas hasta el desierto de Merzouga en Marruecos. Si si haciendo la línea llegas en nada.
Son mis dos lugares, mis dos paraisos… Son mis dos yo: Raquel «Quelin» y Rakil «la Beldia», ambas yo en un sólo cuerpo, en un solo sentido y en un sólo yo.
Mis dos paraísos, mis dos mundos, mis dos yo.