Me desperté hoy, primer domingo de Julio de 2019, recordando dos inviernos atrás en un recién estrenado enero. Era 2017 y fue como un regalo de reyes muy inesperado
Y este lugar que tengo delante, qué maravilla es?? Pensé…
Había hablado días atrás con unos amigos del pueblo, quejándome de alguna manera, que nunca nadie «me saca a pasear por los alrededores del desierto o un poco más», que yo sin un 4×4 me era complicado acceder a algunos lugares, por no decir muchas zonas, ya que no hay carretera. La conversación se quedó ahí pendiente una vez más y, muy a mi pesar, seguía sin tener voluntarios mientras a todos les faltaba ponerse a silbar disimulando, qué mala leche!!
Días después me llaman por la mañana bien temprano, apenas acababa de abrir un ojo, solo uno, y la voz aún se me escuchaba quebrada, para decirme que en 20 minutos, y si me apetecía, me pasaban a buscar para ir a M’Hamid por pistas…
Qué si me apetecía?? Así, sin más?? Pero a M´Hamid-M´Hamid por pistas?? Reiterando una y otra vez lo que acababa de escuchar y que no era ningún error o peor que eso, qué no fuera un sueño?!!??!
No tenía intención de desperdiciar la oportunidad y en menos de 10 minutos estaba hasta peinada y eso que yo no me peino!!!
Y como si me hubiera metido un café en vena, ya estaba ultimando la mochila para pasar algunos días fuera sin saber cuántos.
-“ A ver Raquelita, -me decía a misma-, que no se te olvide nada!!
Saco de dormir, imprescindible, que hace un frío importante y a saber dónde dormiremos. El Jersey gordote de Chaouen para los días helados, la bufanda de lana pura, los cargadores varios. Me llevo el champú y suavizante?? Ni idea, yo lo meto en la mochila que total lo carga el coche. Pasaporte y carnet de conducir que nunca se sabe…
No me lo puedo creer, voy a llegar más lejos de Ramlia a 80km de casa?? Guauuuuu, soy una tipa con suerte, me van a pasear por las pistas!!” (nada de asfalto)
Hasta Ramlia desde el desierto ya había ido en alguna ocasión, pero sólo de pasada y de ahí en adelante, nada de nada.
Donde acaba el asfalto, en Taouz a 30 km de casa, me lo hacía en bici de vez en cuando sin necesidad de nadie, pero desde ahí, es en 4×4 o nada, y en mi caso era nada.
Partimos en lo que para mí era una aventura y para Hassan una normalidad, en este recorrido: Hassilabied-Merzouga-Khamlia-Taouz-Ouzina-Jdid-Ramlia-Valle del Kem Kem-Tafraoute “de Sidi Ali” que le llaman y asfalto de nuevo…pero en este valle con nombre de tienda, me faltaron las palabras. (En la plaza de Hassilabied, mi pueblo, hay una tienda de comestibles llamada “Kem-Kem”)
Aquí me quedé casi en trance, en mis pensamientos a 2 horas del atardecer y en medio de una explanada enorme de color naranja brillante y nítida, en contraste con el negro rocoso ante mis ojos. Era el Valle del Kem-Kem.
En completo silencio tan sólo el respirar de mi corazón acelerado, se escuchaba en el frío horizonte de ese 12 de enero…Dos eneros después y unos meses más tarde, aún tengo esta imagen grabada en mi cabeza.
Con esa tranquilidad y esa paz que se gasta la zona, no me podía imaginar a algunos participantes del Rallye París-Dakar, años atrás, pasando a velocidades imposibles preguntándome «por qué hay qué estropear esta calma??”
En mi pensamiento absorto, como si estuviera en medio de una conversación, se me escapó en alto «Mejor, mucho mejor así!!»
Y así, así me quedé con la vista mirando al infinito mientras mi colega Hassan, me miraba sin entender nada de estas palabras, basadas en unas respuestas sin preguntas previas. O eso pensaba él.
Los siguientes 10 días y por esas casualidades de la vida, lo pisé 4 veces más, no me lo podía creer!!! Tanto tiempo esperando para conocer este lugar y ahora parecía que fuera un recorrido habitual en mi vida.
Después de esto, nunca más volví a la zona hasta febrero de este año, cuando pasé cerca del valle y vi el color naranja desde lejos añorando tenerlo bajo mis pies y poder tocarlo de nuevo.
Volveré a pisarlo y a pasarlo de cerca o lejos, yo sola o acompañada, eso lo tengo claro.
Cuándo?? No sé. Pronto, muy pronto.