En Khamlia están de boda. Ya se casaron.
Y serán felices y comerán perdices, o más bien corderos, que es lo que manda la tradición.
(…)
Mientras pedaleamos a ritmo frenético todo lo que nos dan de sí las ganas, viéndonos cerca de nuestro destino final por hoy, un chico en Jeep reduce su marcha a la par que la nuestra y nos dice?
-«Vais a Khamlia, a la boda?»
-«No, ni siquiera sabíamos que hubiera una boda. Vamos a tomar un zumo donde Johanna y Lahcen. Quién se casa?”
-«Baguera, sabes?”
-«Baghuera?? Si- si, Zaid, se quién es. Qué bien!!”
(…)
Blanco impoluto, sobre negro africano y es que aquí, en Khamlia, son todos negros como ya os he contado en otras ocasiones.
Al novio, Zaid, le conozco hace mucho tiempo. A la novia, no tengo el gusto. O si, quién sabe? Llevaba la cara tapada, se reservaba para un momento más íntimo.
Pompones y largos trenzados de lana de vivos colores, rosa, verde, amarillo, azul, rojo…se dejan ver por la cintura de muchas muchachas modo cinturón, con vestidos pomposos de una tela brillante de varias capas de color blanco.
Un blanco cegador, un blanco imposible de conseguir y menos estando en el desierto donde el polvo dunero está en el ambiente y se mete por todas partes.
A mí que me digan como lo hacen!!
Pañuelos bordados de diferentes colores a cada cual más bonito. L3aguna, se llaman.
Faldas-vestidos de gasa, con pequeños abalorios brillantes cosidos, se colocan encima de la ropa, o es toda una pieza, nunca lo he sabido.
La música, percusión de tambores, castañuelas gnawa y cantos rituales casi de trance, nos mostraban el folcklore y tradición junto a un baile frenético de vueltas, saltos y demás movimientos dignos de acabar lleno de agujetas…peor que ir en bici por estas tierras llenas de pistas.
Así transcurre una boda en la zona, durante tres días como algo habitual.
Hay quien hace dos o incluso solo uno, pero la tradición marca 3 días de fiesta, comida, bailes, té, más comida, cantos, más té y más té y sobre todo mucho color acompañando el naranja de las dunas y del adobe de este pueblo del desierto.
Y es que en Khamlia están de boda.
¡¡Qué vivan los novios!!