20 DE MARZO, LA PRIMAVERA ESTÁ AQUÍ!

-«Allah El Kebir-Allah El Kebir»

Canta insistentemente una voz ronca, algo metálica desde la mezquita.
Son las 4.37h de la noche aquí en Hassilabied
, en el desierto de Merzouga.
Y no es que me haya despertado el Imán a mí también para ir a rezar, no. Es que llevo un rato dando vueltas en la cama esperando tranquila pero algo nerviosa y sin poder conciliar el sueño.

-«Allah El Kebir-Allah El Kebir»

Allah es grande-Allah es grande, repite nuevamente y en varias ocasiones.
Y si, ya tiene que serlo para congregar a tanta gente a horas tan tempranas todos los días del año. Es el jefe, sin duda lo es.

Otras veces, así de casualidad, también escucho la llamada a la oración, a estas horas de oscuridad absoluta.
Da igual si el Imán lo tengo a 400 metros de casa o en la puerta de enfrente cantándome en la oreja.
Si estoy durmiendo, para mí es como un «run-run» que ni me molesta ni me despierta y que echo en falta cuando estoy en España, y hasta de nana me podría servir. Y es que al final es un mantra. Y qué es una nana si no un mantra para pequeños?

El tema, es que casi sin darnos cuenta ha llegado la primavera aquí al desierto y tras mi ventana y después de la llamada a la primera oración del día, todo se queda en absoluto silencio como cada día, o cada noche según se mire porque luz lo que se dice luz…no hay.

Hace pocas noches, la luna se tomó vacaciones y está modo pequeña-enana-chiquita. Las estrellas le tomaron el relevo y brillan tan fuerte estas noches que parece que se haga de día.
La Via Láctea se ve preciosa, como si un brochazo de brocha gorda haya pintado el cielo. Se ve a la perfección. Se toca. Se siente. Se respira.

Salí al patio, a ver si con el fresco me apetecía arroparme en la cama y me daba sueñito.
Y pude comprobar, que las estrellas andaban ansiosas, casi como yo, esperando a la primavera para darle la bienvenida.
Y me dio fresco. Lo sentí. Lo noté. Lo toqué. Era la primavera nocturna que entraba en mi amanecer. Me quedé dormida, arropada en una manta sentada en el suelo del patio y apoyada en el adobe hasta que me despertó un sol tímido cuando las bombillas de la noche ya se habían ido a dormir.

La actividad en el pueblo ya hace rato que empezó. Huele a pan recién hecho y a té caliente-hirviente.

Buenos días primavera 2018. Marhaba.

He leído y acepto la política de privacidad

Deja un comentario